Dejame imaginar que no existe el pasado

La narración se basa en la crónica de una soledad que se rememora a cada instante, en un proceso continuo porque justamente en ella puede hallar consuelo una mujer desamparada; en otro plano admite una lectura referida al símbolo; la soledad de la mujer, que la mantiene sumergida en una desolación completa. Los viajes de los dos personajes son claramente noticia de ese viaje mítico que todo ser humano debe realizar para encontrar su propia heroicidad. Un segundo rasgo en el texto es su cualidad de trampa, de engaño, cuando todos creen que aborda como tema central esa inasible categoría conceptual, como es el amor, resulta que no. El núcleo fundamental de la trama se realiza en el plano psicológico centrándose en un asunto fundamental: la búsqueda y definición de la identidad que cada uno de los personajes realiza con tal afán, que termina por ponerlos en las situaciones límite, en el drama humano más intrincado a fin de encontrar la luz. El suicidio es el principio y el final de la novela, como referencia inmediata y directa para explicar algunos aspectos fundamentales de la conducta humana. Pero la mejor audacia de la novela es ¿hay realmente un suicidio? ¿Quién lo realiza, el personaje o el lector? ¿Se trata solo de una metáfora que abre todo un horizonte de cuestionamientos y deja abierta todas las posibilidades de la existencia? Dejémoslo así...